Yo quería quererte, vida mía.
Qué tristeza entender
que solo yo quería.
De nada sirve tal libre albedrío,
si termino en un abismo
de llanto y melancolía.
Siempre supe, siempre vi...
pero ilusa quise caminar
para saber si, en el trayecto,
era posible querernos.
Me salió fácil, quererte;
mirar tus ojos de Amazonas
era presentir el lado oculto de tu alma.
Me volqué con alegría
a todos mis detalles...
la cocina, la sonrisa, el gesto amable.
Quise ser tu descanso, y cuidar tu compañía.
Y cuando quise decir te quiero,
entendí que era tiempo de leer las dilaciones,
las excusas, los no puedo.
Mi espíritu en rebeldía,
en un llano boicot contra mi pecho,
quiso arrancarse los oídos y los ojos,
para no entender lo a todas luces evidente.
Yo quería quererte, vida mía.
Qué tristeza entender
que solo yo quería.