que tú serías quien me hiciera sonreír siendo yo anciana,
el destinado a compartir mis últimos atardeceres
con una caminata cancina
por alguna arboleda anaranjada...
Error: pensé con los sentidos.
Y de nada sirve razonar con las entrañas;
para eso está la mente,
la pragmática, la fría, la ecuánime.
Pero si nunca te tuve
y sin embargo fui capaz
de volcarte por completo
en tinta y verso sobre mi alma,
sonrío...
Dios me libre de la fantasía morbosa de poseerte,
porque la infinitud y perfección
no caben en la poluta y decadente realidad
de nuestros limitados cuerpos,
de nuestro miserable tiempo,
de este inefable espacio.
Eva,bonito lo que escribiste. Triste pero bonito. No pongo nada más, te lo diré en persona. Escribes bacán
ResponderBorrarMariana
mallén:
ResponderBorrarSigue al corazón siempre... es lo único que importa; y mucho cuidado con los sentimientos errados que hacen que uno se equivoque.
Uno que se equivocó