Extraño sentirte piel y sudor;
horas eternas de hambre vital y latidos.
Tus piernas contrayendo las mías en una pugna ansiosa,
retorciendo suspiros ahogados
y gimiéndote el alma en un abrazo.
Asombro. Deleite. Delirio.
Tu lengua y la mía, una sola.
Tu pecho en el mío como agua de mares infinitos.
Apetito insaciable de caricias,
fusión absorta de sentir perfecto.
Reclamo en propiedad todo tu aroma,
dedos de escafandra, y las mareas de tu lengua ansiosa.
Se quiebra mi cintura y se estremece,
y tu espalda exquisita se rinde ante la urgencia de mis manos.
En ti queda mi realidad de continente doblegado:
océanos y playas, mis colinas y llanuras.
Te llevas en un jadeo la última certeza
y un estremecer de lava inunda esta memoria viva.
3 comentarios:
muy lindo, gracias.-
Precioso!!!
Colman, tanto tiempo!!! Gracias por volver.
María... Sí; el que inspira, es un precioso.
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