Lengua traviesa, dientes hambrientos.
Quieres sacarme la voz a mordiscos;
me cavas el pecho con la boca.
Boca pequeña, que quiere abrasar el alma con un beso.
Tu cuello se ofrece terso, alto, luminoso.
Los labios asaltan ávidos la oreja,
y hasta el silencio calla al oir este temblor sutil.
Ojos de infinito, manos de aguacero.
Buscas respuestas en mi contemplar abandonado,
persigues rastros de luz entre las sombras del cielo...
Reclamas por la sonrisa que se escapa
mientras acaricias mis sentidos absortos.
1 comentario:
Ha la condena amorosa te persigue...
con tu pecado favorito
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