Entre tu mirada y mi contemplar
reposa una luna guardiana.
Solo sonrisas y un halo de gratitud perenne
quedan suspendidas en ese cielo tuyo y mío.
Sin aquís ni ahoras, porque el tiempo sobra,
llenos los dos de un inagotable mar de "¿sabes?" y "¿sabías?".
Palabras redondas de silencio.
Compartir se vuelve todo,
río inagotable de certezas simples...
Porque nadie más acaricia tus pies,
y nunca antes tuve tanta paz por ser yo misma.
Porque con tus secretos y los míos,
llenaríamos siete Biblias y dos Coranes.
Entre tu mirada y mi contemplar,
me acaricia una peciosa luna dormida.
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