Un abrazo sutil y firme al tiempo.
Manos tibias y torso firme;
cierro los ojos y sonrío, estremecida:
hueles a madera, tabaco y café.
Y siento que te había olido antes,
aunque seas tan, tan nuevo.
Un rayo eléctrico recorre mi espalda;
los segundos se acompasan y seducen
al aire agonizante entre los cuerpos.
¿Cómo medir el tiempo esperado,
si desde que miré tus ojos intensos
las lunas y los meses se multiplicaron
en la espera de la sombra?
La sangre hierve en las mejillas,
un roce sutil, en lenguas de fuego al aire.
Siento como respiras en mi mejilla...
y explotan chispas de mis ansias.
Allí estaba yo, esperando (te).
Allí estabas tu, observando (me).
Y así se hicieron nuestras bocas,
una a través de la otra,
alineadas en un beso maestro.
Batalla perfecta y triunfante,
húmeda, intensa y pausada,
sin tiempos y sin espacios,
como si los labios no supieran
hacer más que acariciarse...
hacer más que acariciarse...
Éxtasis total en un simple abrazo fundido,
con una luna francesa guiñándonos el ojo.
con una luna francesa guiñándonos el ojo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario