Necesito callar esta ciudad para poder oírte.
Te me quedas pegado aquí en el pecho,
silencioso y triste como la gravilla de las plazas,
y mi porfiado balbucear de viento contaminado
marchita la frescura de tus flores tempranas…
Debo hallar la forma de apagar Santiago para reencontrarte,
para hacerte llegar todos los besos y suspiros
que hacen berrinche noche a noche junto a mi cama
porque te extrañan tanto que insomnian insolentes el cansancio…
Busco el modo de enmudecer el estruendo para contemplarte,
y volver a perderme plenamente en tus ojos de infinito,
en esas pupilas tornasoles que sonríen y alimentan mi aliento…
Me haces tanta falta que tu ausencia asfixia mi presencia,
y tu congoja mata mi esperanza.
2 comentarios:
¡Coño! ¿Será que todas mis amigas aman y no hay forma de tenerlas? ¿No hay manera de escuchar otra cosa que sus amores y desamores?
...No me hagas caso Mallén, es que a veces me pongo melancólico, obtuso, bruto, a veces soy sólo un hombre...
me parece muy interesante tus publicaciones chevere
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