Quedarse mirando la pantalla horas enteras.
Abrir una y otra vez las Redes,
y mirar y volver a mirar, buscando...
Tus fotografías, tus últimas palabras,
tu sonrisa eterna, tus pupilas de caleidoscopio.
Evaluando el sacrificio
con cada evocación perdida.
(Demasiadas por día, si he de ser honesta)
Un nudo en el estómago y otro en la garganta,
y ahí salen de nuevo, putas lágrimas inagotables.
Duele dejar.
Duele soltar.
Duele el eco sordo rebotando al infinito.
Este vacío grande de alma,
este silencio enorme y triste
este suspiro del carajo que no vuela,
esta conciencia cierta de perderte...
Y me vuelvo un plagio malo de Neruda y Sabina:
es tan corto el amor y tan largo el olvido,
que se me hacen pocos los 19 días y las 500 noches.
Hiere tanto entonces
este sacrificio de omisión completa,
para liberarte y más, para salvarte, sí, salvarte...
De este afán mezquino
que me viene a mares,
de sentirte cerca
aunque ya no quiera
que sigamos juntos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario