... La que escribe.

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Santiago, Chile
Soy una mujer que también es amiga, hija, nieta, hermana, prima, sobrina y mil cosas más. Disfruto regalando sonrisas en la calle y quiero pensar que el mundo es mejor con ese simple gesto; por eso, me ando buscando. Si usted me ve por ahí, avíseme!

miércoles, septiembre 16, 2009

VISITING NEVERLAND

Me has hecho tanto bien, dulce Peter...

Has desempolvado mi risa con cuidado,
aminorando las lágrimas y el tedio,
la soledad y el descuido,
la ansiedad y el desconsuelo.

Qué lindo eres, y qué paciente.

Y me emociona tener entre mis manos
nuevamente polvo de hadas
para visitar NuncaJamás...

Porción de espacio fuera del tiempo,
donde apenitas cabemos los dos.

Extraños, los pactos de sangre,
donde se prometen cosas sin pensar con seriedad
en los vínculos eternos...

Te llevo mil botones nuevos, Peter:
los viejos, rotos, y vacíos, los boté al Mapocho.

miércoles, septiembre 09, 2009

DÉJA VÙ

La calle me trajo tu olor, Pequeño Gigante.

Brisa traviesa que me traspasó la inconsciencia,
y me hizo sonreír con labios temblorosos.

Me di vuelta para ver si estabas,
como un instinto irracional...
pero la calle era desierta,
salvo por mi traviesa y vivaz memoria.

Las luces mortecinas de Santiago anocheciendo
me recordaron tantas horas gratas,
como si un segundo vertiginoso traspasara
el alma y el misterio de la distancia:
siglos borrachos de (sin)sentido,
de voluptuoso afán (con)sentido.

Cuánta gratitud silenciosa te dejo en lejanía,
porque sólo pasó tu aroma sobre mi inconsciente
y dejé que me traspasara un instante,
para sentirme estatua sonriente.

Dejé un beso volando en la brisa
y seguí mis pasos con un halo de suspiro satisfecho.

lunes, septiembre 07, 2009

LLUVIA

Me has querido tanto, lluvia bella;
seda líquida, furiosa y tenue.

Agua cáustica que purga las penas
y las nostalgias de esta memoria inquieta.

Limpia toda el alma
de los cuerpos mutilados
por el dolor de las partidas,
de los adioses,
de los olvidos...

Llora el cielo como llora adentro.

Agua sabia, vital, eterna...
deja desnudas mis venas y las suyas,
que corra toda la sangre,
que no duela ya más la muerte.

Sana, cura, adormece, regenera...
respírame las emociones nuevas
y ahógale los recuerdos que no tienen esperanza.

viernes, septiembre 04, 2009

DE AMISTADES BIZARRAS Y MEDIO LUNÁTICAS (PRIMERA PARTE)

No entiendo por qué le tomé tanto cariño a Felipe.

Su foto desteñida muestra a un tipo jovial, con una sonrisa amplia y ojos muy sagaces. Le gustaba Jimmy Hendrix, probablemente era muy amigo de sus amigos y en una de ésas hasta tenía polola. Su madre lo adoraba: debió ser hijo único.

No es morbo, no. Es que desarrollé una extraña afinidad ficticia con esa animita en el paso nivel bajo Santa Lucía. Debieron atropellarlo, o tal vez lo asaltaron. Un conductor borracho e irresponsable, o un delincuente sin nombre, le robó el alma al muchacho que insiste en desviar mi atención cada vez que paso por ahí.

Se me hizo costumbre saludarlo, en voz alta y con la mano: me da la impresión de que me escucha, bueno, que me siente.

El sitio está siempre limpio y biencuidado; tiene al menos un par de velas, flores frescas y uno que otro adorno. Cada cierto tiempo cambian la ornamentación y la fotografía que enmarca una diminuta vidriera.

Una vez, vi una camioneta roja parada junto a la pequeña casa de azulejos. Sentada junto a ella, una mujer afanaba entre los múltiples detalles del micro edificio... Reprimí los impulsos de acercarme, entendiendo que sería imposible para ella entender esta extraña conexión con el desconocido inmortalizado en el cemento, tan propio para ella como su mismo espíritu.

Con Felipe, así, como suelen suceder la mayoría de las cosas, he compartido alegrías y lágrimas. Es una amistad bizarra y medio lunática, pero lleva ya casi dos años. Yo envejezco, él no.

Será este afán pulsante de buscar amor en todos lados, el que me llevó a empatizar tanto con esta presencia ausente: esta huella en el aire es una marca en el aire, una invención de refugio, un desesperado asidero de empatía.

No me llevo mal con los vivos, y sin embargo me siento mucho más cercana a este muerto que a muchísimos conocidos que sí respiran...