... La que escribe.

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Santiago, Chile
Soy una mujer que también es amiga, hija, nieta, hermana, prima, sobrina y mil cosas más. Disfruto regalando sonrisas en la calle y quiero pensar que el mundo es mejor con ese simple gesto; por eso, me ando buscando. Si usted me ve por ahí, avíseme!

martes, junio 24, 2008

NOCHES DE BODA


Por los amores inmortales, Culpógena querida.

Por el vuestro, por el nuestro, por el tuyo y el mío, y por la enorme felicidad de quienes han vivido ese maravilloso momento plenamente conscientes de la realidad.

Por la enorme paz que ello regala.

Porque valen menos las balas que las velas, y valen más los silencios que las palabras.

Porque todo es como es, como debe ser, como nunca dejó de serlo en realidad.

Por el futuro, el maravilloso futuro, queridísima amiga.


NOCHES DE BODA
(Joaquín Sabina)

Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.

Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de tí el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

jueves, junio 19, 2008

OLOR A SERENA

Mis abuelos tenían una hermosa parcela en La Pampa. Una casa de adobe y madera, rodeada de árboles frutales que mi abuelita plantó uno a uno con mucha paciencia. Creo que allí, recostada en una hamaca colgada entre un olivo y un chirimoyo, aprendí a regocijarme con el olor de La Serena.

La Serena tiene olor a campo y mar; a humo, a juncos, a humedad y a resolana. Para mí, huele a infancia y a risa. A volantines, a mucha pero mucha luz entre mil ramas distintas, a pajaritos cazados con honda por alguno de mis primos, a papas rellenas y aceitunas. Huele fértil, fecunda, brillante, esperanzadora. Huele maternal y protectora, sabia, acogedora, tierna y paciente.

Esa es la magia del olor de La Serena; no ha de ser para todo el mundo, claro… pero a mí me hipnotiza. Será que fue ése el primer aire que llenó mis pulmones y ya de ahí nunca pude sacármelo del ADN. Porque es tan generoso que dándome la vida al inicio, ese aroma a ciénaga pura, a arena mojada por agua dulce y a verde más verde que la esperanza, a papayas, chirimoyas y uvas pasas… ese aroma me renace de cuando en cuando.

Cómo me da por extrañar ese arrullo hoy, cuando Santiago en invierno huele a tubos de escape y a estrés, a oscuridad, a pobreza y mezquindad, a melancolía, a soledad, a lágrimas y enfermedades, a bombas lacrimógenas y a bocinazos…

miércoles, junio 04, 2008

MARTINA

Mientras me ahogaba en llanto, la gatita triste
besaba y bebía angustiada cada lágrima mía.


Secaba mis sollozos con sus besos,
como aquella promesa perdida que jamás nadie cumplió.


Yo gritaba "¡traidor, traidor!"
con mi corazón dolido en la mano...


Ella por respuesta tomó mi cara con sus patas

como si abrazara la luna.

Mi gatita me acunó esa noche,
muda y elocuente,
solidaria... mujer.