... La que escribe.

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Santiago, Chile
Soy una mujer que también es amiga, hija, nieta, hermana, prima, sobrina y mil cosas más. Disfruto regalando sonrisas en la calle y quiero pensar que el mundo es mejor con ese simple gesto; por eso, me ando buscando. Si usted me ve por ahí, avíseme!

sábado, marzo 24, 2007

BORRÓN Y CUENTA NUEVA

Le he estado dando demasiadas vueltas al mismo asunto: es necesario realizar de vez en cuando un aseo profundo.
Es lo que acabo de hacer aquí, a raíz de algunos comentarios realizados por antiguos lectores decepcionados por el giro de los últimos comentarios emitidos en este sitio por diversas fuentes, incluida yo misma.
Debo ofrecer las más sentidas disculpas por ello; si ingresan a esta página buscando letras interesantes que digerir, no es justo en forma alguna que se encuentren con denostaciones y agresiones personales. No es el lugar, ni el modo. Se que he decepcionado a muchos con el giro malsano que en alguna instancia dio este blog, y a través de estas líneas, pretendo redireccionar el camino.
Anoche tuve un sueño... vi a seres interesados en mis letras, y desperté con la inquietud avergonzada de este espacio, instancia original de mis reflexiones, que en un torbellino malsano se había enturbiado tanto. Pensando en la posibilidad de que alguien interesado en mis visiones leyera la sarta de mugre acumulada en las últimas semanas, sentí el rostro más acalorado que de costumbre y aprecié el horroroso bermellón sanguinolento en mis orejas.
Por eso, hoy decidí limpiar mi cuarto electrónico.
Volvemos al origen, al inicio, a la matriz.
Porque siempre es mejor reconocer a tiempo los errores, que quedarse enfrascado obtusamente en ideas fijas... la fijación nos impide crecer. Es necesario salir, respirar, dar una vuelta a las cosas y retomar... desmalezando lo que sea necesario para evitar tropezones. Muchas veces, "los árboles, no nos dejan ver el bosque".
Mil cariños, como siempre...

miércoles, marzo 21, 2007

REFLEXIONES SOBRE LA IRA

No es secreto que me encanta Silvio Rodríguez. De pequeña, cuando las emociones me superaban , solía agarrar la guitarra y entonar hasta el cansancio "Días y Flores", esa especie de oda a la rabia que tan catártica resulta.
Anoche volví a cantarla, cosa que no hacía hace ya varios meses. Me dormí más tranquila, debo confesar... y al despertar hoy, encendí la televisión y en "Pollo en Conserva" (bueno, una es mortal, ¿no? también veo matinales) conversaban precisamente sobre la rabia. No pude evitar sonreír... y pensé que de tanto darle vueltas al tema, ameritaba arrancarse un poquito de la poesía (o el intento de ella) para ser la cronista que siempre he pretendido ser.
Muchas cosas me llenan de rabia.
Existe en mí la rabia de siempre, como la rabia que me da la injusticia, la hambruna, el abuso de poder, la violencia, la pobreza, la inequidad, el frío, la soledad, la incomprensión, la falta de empatía, la intransigencia, la mentira, la traición.
La incapacidad de oír y de entender también me llena de rabia.
Por eso, tomé la decisión de no defenderme respecto de lo que se escriba de mí en los lugares de mis más cercanos.
Creo que cada cual es víctima de sus propias acciones y omisiones. Mi abuelo siempre dice, "por sus hechos los conoceréis"... y no está lejos de ello.
Yo he tratado de actuar bien durante toda mi vida, e incluso herí a mucha gente tratando de ser coherente conmigo misma. Sigo en ese camino. Y me siento súper orgullosa de esta decisión.
Soy feliz, pese a que tantas cosas me dan rabia. Es que es extraño... tengo la maldita costumbre de trocar la rabia en tristeza. Lo bueno es que me da pena lo demás... muy pocas veces me he dado pena yo misma.
Hoy, muchos y muchas me llenan de rabia primero para volverse lástima después.
Los anónimos me llenan de este sentimiento... y muchos firmados también. Porque se muestran tal cual son, infantiles, frágiles... débiles... pobres.
Invito a todos y a todas a realizar una especie de catarsis aquí mismo; que la rabia no los limite, al contrario. Que los libere.

domingo, marzo 18, 2007

A LA HIJA DE FERNANDO

Tú, Arpía vestida de mujer indefensa,
no entiendes que no hay peor calaña
que aquella que se oculta por el miedo de sí misma.

Pobrecita tú, patético esperpento de tus horas,
que pretendes vestir de Honorable
aun cuando tus hedores superan
los límites de la apariencia…

No oses mencionar mi nombre,
bataclana mal vivida,
animal carroñero que se nutre de engaños
y se corrompe en su mortal saliva.

Teme de tu sombra,
que la conciencia te carcome hoy las entrañas
hasta en la más tortuosa de tus pesadillas.

Tu peor enemigo está en tu espejo;
tendí mi benevolencia a ti,
olvidando que los de tu naturaleza no saben
sino morder la mano que los acaricia.

Fúndete con lo peor de mi pasado,
oh!, hiena robustecida con mis deshechos;
fagocita hasta lo ahíto de lo muerto,
que para eso sirves bien…

Me temes, y entiendo que lo hagas; las Erinias
te persiguen cada noche hambrientas de justicia,
denostando tus actuares, escupiéndote la frente
y sonriendo escabrosas ante tu futuro cierto.

Yo, que vivo entera y con la frente limpia,
camino en paz y solo vivo sueños regalados…

Nunca huyo, al contrario; escribo de manera compulsiva
y firmo cada idea, cada palabra, cada signo.

¿Puedes tú decir lo mismo, meretriz del Cancerbero?

miércoles, marzo 14, 2007

LOS MUERTOS VIVIENTES

Estoy harta de fantasmas nauseabundos.
Basta.
Ya ha sido más que sufciente el dolor, las mentiras,
la ironía y la bajeza.
El asco supera los límites.
No me toques más, no me ensucien más...
Estoy limpia de todo. Estoy tranquila.
Los muertos caminan, sí.
Zombies errabundos por el centro de Santiago.
Y no entienden, no razonan.
Llaman por teléfono,
escriben correos electrónicos,
e incluso postean porfiadamente en blogs donde
DEFINITIVAMENTE no son bienvenidos.
Que tus deudos te entierren...
y que la carroña sea comida por los buitres.
No quiero saber nada más de tí.
No insistas, y menos aquí.

jueves, marzo 01, 2007

LA ENVIDIA DE PERSÉFONE

Sin dolor, no hay placer.

Tu piel hecha mía, de agua en brasas.
Mi sangre de ti, intensa y a raudales.

Gritos ahogados, temblores perpetuos, jadeos incontenibles.

No hay más. No hay opciones.
Reclamas posesión, en la obviedad de la evidencia.

Nos hemos bebido lo mejor de nosotros mismos…
Todo lo has llenado: te sabes infinito.

Dolor gozoso del cuerpo que al límite libera el alma.
Los umbrales se rompieron a tu paso.

Perséfone se recoge de envidia
mientras mi cuerpo fatigado apenas responde en un susurro.
Más allá del Erebo y los Elíseos, tú y tu presencia suculenta
me arrastra a Hiperbórea sin miramientos ni consultas.

Porque siendo niños ya hemos ido donde estamos,
y el tiempo se estanca entre tu lengua y mi ansiedad.