Lloro por todo lo que quise tener y no pude; por todos los sueños quebrados; por todas las esperanzas idas; por todos los amaneceres felices que imaginé y que se fueron para no volver.
Por supuesto que lloro.
Lloro con rabia, con angustia, con desazón. Lloro con impotencia, con amargura, con humildad… lloro con la derrota sobre los hombros, aplastando mis energías.
Lloro, y las lágrimas no alivian mis horas. El vacío de lo que pudo ser y no quisiste me atormenta, socavando mis entrañas y apretando mi garganta hasta la asfixia.
Claro que lloro. Y siento que no es para menos.
Lloro porque me siento engañada, porque me siento sola, porque me siento abandonada.
Lloro porque me traicioné a mí misma… porque por seguirte me abandoné y me volví ciega. Porque hace nueve años era una niña, y hoy, que ya no lo soy, me siento como si lo fuera.
Lloro con lágrimas y sin ellas. Sollozo con alaridos y con gritos mudos… con susurros y en absoluto mutismo. Lloré también para adentro, sobre todo cuando dormías a mi lado.
Lloro porque siento que he dado más allá de mis propios límites. Porque me he volcado en ti, olvidándome de mí misma… Porque te siento cada vez más lejos, y no tienes intenciones de volver a mi lado.
Lloro porque primero mi alma pequeña te vio gigante y te admiró, obnubilando la razón y queriendo crecer para estar a tu altura en fortaleza. Y, por Dios, jamás he sido más feliz que tratando de alcanzarte.
Lloro porque luego tu imagen se llenó de miedos y dolores, y pese a las dificultades fui feliz al tratar de cubrirte y protegerte. Porque pude demostrar con mi presencia cuánto te amaba. Y me sentí grande, gracias a ti.
Lloro porque han pasado demasiados años, y hoy te has empequeñecido. No eres más que un niño que llora a su madre muerta, a sus abuelos enterrados, a sus esperanzas infantiles. No eres ni la sombra del hombre al que admiré, ese que me sedujo, que me prometió amor a raudales y felicidad sin límites.
Lloro con rencor porque jamás cumpliste la promesa de beber cada una de mis lágrimas, así que no te atrevas a decir de nuevo que estás harto de verme llorar.