Tu mirada insistente y descarada
Se posa insolente sobre mi boca
donde anida, se acurruca, se acomoda.
Colibrí de sangre y de silencio,
de aleteo intermitente, escurridizo.
Tu mirada intensa y obsesiva
se corona de un brillo satinado,
donde ya no es colibrí sino gaviota,
y luego águila, y luego cisne.
Como si no tuviera otra patria,
como si olvidara el vuelo,
como si permaneciera en vela
frente a un sueño inconfesable.
Tu mirada de sutil violencia
grita sedienta por una caricia,
lidera revoluciones de un segundo
e inventa espasmos subconscientes.
Tus pupilas de halcón agazapado
sobrevuelan la pequeña llanura de mi carne…
donde tu mirada, nostálgica y cariñosa
muere y resucita como el ave Fénix.