... La que escribe.

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Santiago, Chile
Soy una mujer que también es amiga, hija, nieta, hermana, prima, sobrina y mil cosas más. Disfruto regalando sonrisas en la calle y quiero pensar que el mundo es mejor con ese simple gesto; por eso, me ando buscando. Si usted me ve por ahí, avíseme!

martes, junio 24, 2008

NOCHES DE BODA


Por los amores inmortales, Culpógena querida.

Por el vuestro, por el nuestro, por el tuyo y el mío, y por la enorme felicidad de quienes han vivido ese maravilloso momento plenamente conscientes de la realidad.

Por la enorme paz que ello regala.

Porque valen menos las balas que las velas, y valen más los silencios que las palabras.

Porque todo es como es, como debe ser, como nunca dejó de serlo en realidad.

Por el futuro, el maravilloso futuro, queridísima amiga.


NOCHES DE BODA
(Joaquín Sabina)

Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.

Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de tí el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

jueves, junio 19, 2008

OLOR A SERENA

Mis abuelos tenían una hermosa parcela en La Pampa. Una casa de adobe y madera, rodeada de árboles frutales que mi abuelita plantó uno a uno con mucha paciencia. Creo que allí, recostada en una hamaca colgada entre un olivo y un chirimoyo, aprendí a regocijarme con el olor de La Serena.

La Serena tiene olor a campo y mar; a humo, a juncos, a humedad y a resolana. Para mí, huele a infancia y a risa. A volantines, a mucha pero mucha luz entre mil ramas distintas, a pajaritos cazados con honda por alguno de mis primos, a papas rellenas y aceitunas. Huele fértil, fecunda, brillante, esperanzadora. Huele maternal y protectora, sabia, acogedora, tierna y paciente.

Esa es la magia del olor de La Serena; no ha de ser para todo el mundo, claro… pero a mí me hipnotiza. Será que fue ése el primer aire que llenó mis pulmones y ya de ahí nunca pude sacármelo del ADN. Porque es tan generoso que dándome la vida al inicio, ese aroma a ciénaga pura, a arena mojada por agua dulce y a verde más verde que la esperanza, a papayas, chirimoyas y uvas pasas… ese aroma me renace de cuando en cuando.

Cómo me da por extrañar ese arrullo hoy, cuando Santiago en invierno huele a tubos de escape y a estrés, a oscuridad, a pobreza y mezquindad, a melancolía, a soledad, a lágrimas y enfermedades, a bombas lacrimógenas y a bocinazos…

miércoles, junio 04, 2008

MARTINA

Mientras me ahogaba en llanto, la gatita triste
besaba y bebía angustiada cada lágrima mía.


Secaba mis sollozos con sus besos,
como aquella promesa perdida que jamás nadie cumplió.


Yo gritaba "¡traidor, traidor!"
con mi corazón dolido en la mano...


Ella por respuesta tomó mi cara con sus patas

como si abrazara la luna.

Mi gatita me acunó esa noche,
muda y elocuente,
solidaria... mujer.

lunes, marzo 10, 2008

LA MUERTE DE LA ROSA

Yo corté una rosa.

Desolada y afligida
la apreté en mis manos
y en ello se me fue la vida,
destrozando pétalos para paliar la angustia.

Yo aplasté una rosa.

Las espinas impías
perforaron venas
destruyendo leucocitos,
arrasando el alma,
burbujeando lágrimas eternas.

Yo ultimé una rosa.

Destruí el capullo
con la impotencia cierta
de que quedan miles,
y que nacerán otras a diario.

Yo maté una rosa…

Pobre y pequeña flor,
que no supo de dolores ni quebrantos,
Y sufrió en su culpa existencial
toda mi agonía ignota.

Porque no importa cuántas rosas
lapiden mis manos sangrientas;
esa, la que nunca tuve…
esa no conoce muerte.


viernes, marzo 07, 2008

"ERES LO QUE COMES"... COME MIERDA, HABACUC!!!!!!!!!!!!!!!

Estoy furiosa. Indignada, molesta, furibunda... emputecida.

Acabo de leer por ahí que un tarado sin alma que se las da de artista (Dios, Dios, cuántas imbecilidades pueden llegar a hacerse en nombre de las causas más nobles), de origen costarricense, muy renombrado en su país pues ha ganado premios como el primer lugar en el Bienarte 2005 y 2007, cometió en agosto pasado un crimen horrendo, excusándose impunemente en lo que él consideró un llamado a la conciencia.

Sucede que más encima ni siquiera lo hizo en su país, sino que viajó a Nicaragua para montar su "obra" llamada "Eres lo que comes"; GUILLERMO VARGAS HABACUC, así se llama el infeliz, ató a un perro callejero cualquiera (al que le puso "Natividad") y lo dejó para que muriera de inanición a vista y paciencia de quienes paseaban "apreciando" la macabra muestra.

Qué digo macabra, digna de la peor película de sadismo... pues el animal (Habacuc, claro, el perrito nada tiene que ver en esto) escribió "Eres lo que Comes", cerca de Natividad pero fuera de su alcance, CON COMIDA PARA PERROS.

Lo mató premeditadamente de hambre y de sed. Mi ira en estos momentos es soberana, absoluta, contumaz.

La excusa de este maldito es que claro, lo importante es la hipocresía de la gente porque se horroriza frente a la agonía de un animal en una sala de arte y no en las calles a diario. Le puso Natividad al can en honor a Natividad Canda, un nicaragüense que fue atacado por dos rottweilers.

Imposible entender tanta miseria e imbecilidad junta. La enfermedad mental del que se las dio de artista se suma a la abulia asquerosa de los que presenciaron el hecho, y, peor aun, a quienes financiaron y montaron tal barbaridad. Y luego nos horrorizamos de las prácticas antiguas de "entretención", como el Circo Romano y la quema de brujas. Estoy enojada y dolida con el pueblo nicaragüense en general, pues nada hicieron en su momento para detener este atropello a la cordura.

Por fortuna no soy la única enojada; se supone que el "artista" ha sido invitado a la prestigiosa Bienal Centroamericana de Honduras 2008... ¡¡¡PARA REPETIR EL MONTAJE!!! Para tratar de evitar esto, hay un petitorio en Internet en la página http://www.petitiononline.com/13031953/... Yo soy la firma número 604.368.

Espero que si no funciona la suma de firmas y ese desgraciado se aparece por Tegucigalpa, pues que lisa y llanamente lo linchen... o mejor aun, que hagan su montaje sacrificándolo a él mismo. Así él moriría feliz, viviendo su propia obra!!!

Y por favor, avísenme si ese psicópata mal parido viene a mi país, que lo iré a esperar personalmente al aeropuerto.

viernes, febrero 29, 2008

HORROR MOVIE


Una gotita de humor negro para el fin de semana.
Saludos!
PD: (Como verán, de la poesía, aun nada)

miércoles, febrero 20, 2008

SUSPENSIÓN INDEFINIDA

Estoy en aprietos.


Sucede que de un tiempo a esta parte, como es obvio, la poesía se me ha arrancado. Y siento que por muy entretenidas que sean mis vacaciones, no es lo mismo.

Me pasa que creo que escribir aquí se me ha vuelto una especie de pie forzado, y como siempre afirmo, a la fuerza no es cariño...

Así que he tomado la siguiente decisión:


El blog se suspende indefinidamente en cuanto a letras, al menos en cuanto a letras extensas.


Disculpen, pero mientras no tenga algo interesante que aportar, es mejor guardar silencio.

Mil cariños, y ya nos veremos por ahí.
N. de la R.: Sigo existiendo, no ando triste ni estoy deprimida, ni nada por el estilo. hasta estoy feliz, solo pasa que no tengo poesía. Y por eso prefiero autoexiliarme hasta nuevo aviso.

jueves, febrero 14, 2008

PELÍCULAS DE AMOR PARA EL 14 DE FEBRERO


Como hoy es un día para suspirar y ser ñoños (14 de febrero, día de los Enamorados), pues decidí hacer un listado con las 30 mejores películas de amor. Se me quedaron muchas en el tintero, claro, pero hacer (y leer) un breve comentario sobre cada una de toodas las películas de amor, los agotaría a ustedes y a mí. Así que lean, y si estiman necesario, complementen! (Las primeras diez son mi top ten personal... el resto, son las que no pueden faltar)

  1. Moulin Rouge (2001, Nicole Kidman y Ewan McGregor) En lo particular, mi película favorita, aunque no resulte recomendable para quienes no gusten de los musicales. La historia de Satine y Christian, ambientada en los albores del siglo XX, es realmente mágica. “Come what may…”

  2. Diario de una Pasión (2004, Ryan Gosling y Rachel McAdams) El amor sobrepasa la edad y las enfermedades. Un anciano le lee una historia de amor a una viejita con Alzheimer, en un asilo… la historia romántica más linda con que me he topado.

  3. Ghost (1990, Demi Moore y Patrick Swayze, Whoopy Golberg) Una bellísima historia de amor en la que el sentimiento va más allá de la frontera entre la vida y la muerte. “Idem”… (ahhhhh)

  4. Reto al Destino (1982, Richard Gere y Debra Winger) Cómo olvidar a Zack Mayo y a Paula, dos jóvenes en el fondo muy, muy solos… se me arranca un suspiro de recordar la escena en la que él la alza en brazos en la fábrica, con “Up where we belong” de fondo... Y por Dios que se ve guapo Richard Gere de uniforme!

  5. El Cartero (1995, María Gracia Cuccinotta, Philippe Noiret, Massimo Troisi) En una isla del Mediterráneo, un humilde cartero enamora a una muchacha gracias a la amistad cómplice que entabla con un poeta (el chilenísimo Pablo Neruda) Recomendable para los que creen en el poder de la palabra.

  6. La Mandolina del Capitán Corelli (2001, Penélope Cruz y Nicolás Cage) El romance surge en los momentos y lugares más inesperados. Lo mejor, además de la fotografía, es la frase del padre de Pelagia… “el amor es todo lo que queda cuando la pasión se va”.

  7. La Princesa Prometida (1987, Cary Elwes y Robin Wright Penn) Mi sueño personal en color de rosa. He de haberla visto cuando tenía 10 años… Y no hay película que me haya generado más suspiros. Simple, mágica, tierna, cándida.

  8. Don Juan de Marco (1995, Johnny Depp, Faye Dunaway, Marlon Brando) Quién está loco y quién sano, cuando se trata de dimensionar realmente el amor. Maravillosa.

  9. Robin Hood (1991, Kevin Costner, Morgan freeman, Mary Elizabeth Mastrantonio) Romántica 100%; y la música, inolvidable… “everything I do, I do it for you”.

  10. Cuatro Bodas y un Funeral (1994, Hugh Grant y Andie MacDowell) Comedia situacional británica, ideal para los pasaditos de 25. Esos que empezamos a ver a los amigos para los matrimonios, bautizos… y funerales. “¿Quieres no casarte conmigo?”

  11. Titanic (1997, Kate Winslet y Leonardo Di Caprio) Claro, uno se sabe la historia macro desde antes de verla; pero el amor entre los jovencitos es soberbio… “Tú saltas, yo salto”. Increíble.

  12. Shakespeare Enamorado (1998, Gwyneth Paltrow, Joseph Fieness, Colin Firth) El juego de mirar a Shakespeare siendo joven y lleno de sueños se mezcla bien con el contexto histórico y el amor que le nace por un actor que termina siendo actriz. Y qué actriz.

  13. Los Puentes de Madison (1995, Clint Eastwood y Meryl Streep) Un amor maduro, de improviso… Una mujer casada y con hijos debe decidir entre su familia y un nuevo amor. La escena en la que ella no sabe si bajar o no de la camioneta, a mi juicio, vale por toda la película.

  14. La Última Cenicienta (1983, Bonnie BIanco y Pierre Cosso) Tremenda, nadie se acuerda de ella pero a mí me encantó, ambientada en la Europa de los ’80, una versión más de la historia de la muchacha abnegada que se enamora del príncipe. La canción se llama “Stay” y es cantada por los mismos protagonistas.

  15. Pretty Woman (1990, Richard Gere y Julia Roberts) Como bien dice la amiga de la joven Vivian, este es el sueño de Cenicienta. Y qué maravilla ver a Gere como el príncipe azul (y con Roxette de fondo!!!)

  16. Amor Eterno (2004, Audrey Tatou y Gaspard Ulliel) El amor de Mathilde por su Manech, perdido en la guerra, es impresionante. Bella de principio a fin, llenísima de detalles… sutil, elegante. Increíble.

  17. Kate and Leopold (2001, Meg Ryan y Hugh Jackman) Pasa un quiebre en el tiempo, y una mujer de hoy se enamora de un duque del siglo XIX. Ideal para rescatar el romanticismo de la conquista y la cortesía.

  18. Lo que el Viento se Llevó (1939, Vivien Leigh y Clark Gable) El clásico de los clásicos. Scarlet es odiable, tanto como Rett… Pero esa pasión irrefrenable es de leyenda! Además, está todo lo histórica que resulta esta cinta. Maravillosa.

  19. Love Actually (2003, Hugh Grant, Laura Liney, Alan Rickman, Ema Thompson, Liam Neeson, Keira Knightley) Muchas historias entretejidas deliciosamente, en vísperas de Navidad. Un agrado completo.

  20. Tango Feroz (1993, Fernán MIrás y Cecilia Dopazo) Coproducción argentino-española; amor en dictadura. Locura, impotencia, magia, presiones sociales. Todo con una banda sonora realmente espectacular. “Me gustan los caramelos colorados, y estoy loco por Mariana”.

  21. Leyendas de Pasión (1994, Brad Pitt, Anthony Hopkins, Julia Ormond) Tres hermanos viven junto a su padre en un lugar de Montana. La Primera Guerra Mundial y el amor de una muchacha, lo cambia todo. Un deleite para la vista.

  22. Nueces para el Amor (2000, Ariadna Gil, Gastón Pauls) Cuando el amor es real, no importa cuánto tiempo pase ni cómo la vida te separa del otro. El destino siempre se las ingeniará para unirlos de nuevo. ¡Hermosa!

  23. Orgullo y Prejuicio (2005, Keira Knightley, Donald Sutherland, Matthew MacFadyen) El amor y las relaciones sociales de la Inglaterra de fines del siglo XVIII. El señor Darcy genera sentimientos similares a los de Rett Buttler (aunque ni tiene esa picardía)

  24. La Vida es Bella (1997, Roberto Begnini y Nicoletta Braschi) Más allá del resto de la trama, la historia de amor generada por este hombre encantador realmente estremece. “Buongiorno, Principesa!!!”

  25. Drácula (1992, Gary Oldman, Anthony Hopkins, Winona Rider, Keanu Reeves, Mónica Bellucci) Clásico de los clásicos, mi mejor amiga jamás me perdonaría esta omisión. “He cruzado los océanos del tiempo para verte”. Me dicen algo así, y me desmayo.

  26. Un Ángel Enamorado (1998, Nicolás Cage y Meg Ryan) Nada más romántico que el proceso de enamoramiento de un ángel. Para sacar suspiros a granel.

  27. Sentimiento y Sensibilidad (1995, Ema Thompson, Alan Rickman, Hugh grant, Kate Winslet) Similar a Orgullo y Prejuicio, será que ambos guiones se basan en novelas de Jane Austen. Maravillosa de todos modos… en lo particular me enamoré del papel de Rickman, como Coronel Brandon.

  28. Hombre de Familia (2000, Nicolás Cage y Tea Leoni) Esta película es ideal para replantearse las prioridades en la vida… un remezón para hacer entender que el amor es lo más importante. La escena del aeropuerto, al final, es soberbia.

  29. Xanadu (1980, Olivia Newton John, gene Kelly, John Michael Beck) Mezcla mitología griega con amor en California; una musa se enamora de su pintor. Hay que agregarle una banda sonora de antología… la voz de Olivia y la música de Electric Ligh Orchestra. Muchos la encontraron un bodrio, pero yo la rescato.

  30. Rocky (la saga: 1976/1979/1982/1985/1990/2006; Silvester Stallone y Talia Shire) Digan lo que digan, es la tremendísima historia de amor… escuchar a Rocky medio agónico gritar “Adriaaaaan” en el ring, hace que se me ericen todos los pelos.

N. de la R: Si quieren saber el origen de las celebraciones de este día, subí algo a http://asociaciondelbuenescribir.blogspot.com/

lunes, febrero 11, 2008

RETORNO


TARÁAAAAAANNNNNNNN!!!!!!!!!!!!!!!!!!

He vuelto, amigos, lectores, parientes, desconocidos y por conocer.

No quería hacerlo, para qué vamos a andar diciendo una cosa por otra. Siempre es rudo volver de vacaciones, sobre todo por la reaparición del maldito sonido del despertador (sea la TV, el celular, o el reloj de noche). Pero los hechos son los hechos; he vuelto. Con renovación moderada de aires, con una bitácora de viaje pendiente (muy bonita, ya la leerán) y con un texto pequeño, medio atragantado desde anoche. Ahí va:

Tengo en mi clóset mucha ropa guardada. Prendas de años, cosas nuevas, algunas me quedan grandes y otras ostensiblemente pequeñas. Incluso tengo un chaleco de mis 15 años, que sigue, porfiado, conmigo. Muchas cosas han sido regaladas por mi madre, varias otras recicladas de mis mejores amigas y la gran mayoría compradas por mí en algún impulso. Ahí está la ropa de trabajo, los abrigos, los zapatos y los jeans. Les cuento esto porque sucede que, teniendo tanto género para colgarme encima cada vez que salgo a enfrentar el mundo, siento que nada de lo que he guardado me queda bien, que nada de ello me gusta, que nada me acomoda. Veo con preocupación que mi mayor comodidad es la desnudez... El único problema es la desesperante indefensión que ella me genera. O sea, que ni siquiera desnuda me siento totalmente a gusto.

Si alguien sabe cómo solucionar mi dilema vestuariano, me avisa por favor... Hoy casi me vengo sin ropa a trabajar.

N. de la R.: Además de una respuesta a lo anterior, quisiera abusar de quienes se pasean por aquí a menudo... ¿Me ayudarían a elegir mis 20 mejores poemas?

viernes, enero 25, 2008

BITÁCORA DE AÑO NUEVO (TERCERA PARTE Y FINAL)

Dejé el plato fuerte para el final, y era que no. Es que debe ser uno de los parajes más maravillosos e irreales que me ha tocado pisar.

El día partió en Calama, claro. El destino era San Pedro de Atacama. A 15 kilómetros del origen, hicimos una parada en el memorial de los detenidos desaparecidos durante la dictadura de Pinochet en esa ciudad; estar en el mismo sitio donde encontraron las osamentas de 13 de los 26 ejecutados por la Caravana de la Muerte, es una experiencia muy intensa. No la viví en el silencio y reflexión que me hubiese encantado, porque andábamos con mi inquieta ahijada… aunque dudo que los difuntos hayan visto con malos ojos a la Toña, que le dio por tocar las piedras y correr por todos lados. El memorial tiene un total de 34 columnas, una por cada desaparecido, cada cual con su identificación y datos. Fue inaugurado el 2004 (niuna autoridad importante fue) y recibe el nombre de “Parque para la Preservación de la Memoria Histórica”. La cruz que se aprecia en la foto, fue un regalo de los trabajadores de Chuquicamata para recordarlos.

Seguimos viaje y comencé a sentirme poco a poco en una película; la carretera, eterna y en línea recta (el viaje total es de 105 kilómetros), sumada a la aridez del paisaje me llevó a recordar los viajes de Mel Gibson en Mad Max; paramos en el paso Barros Arana a sacarnos un par de fotografías, y seguimos camino en medio de este desierto de colores y llanuras… al fondo, la cadena montañosa y volcánica que nos separa de Bolivia.

Cuando ya llevábamos unos 70 kilómetros de recorrido, llegamos a lo que se conoce geológicamente como la Cordillera de la Sal. No es que los montes y las cimas sean realmente salinos (comprobado, no por mí eso sí), sino que tiene mucho sulfato de calcio, lo que hace parecer a las rocas como salpicadas con sal. Hace millones de años fue un lago, pero los temblores (no en vano Chile es el país más sísmico del planeta) y las inclemencias del clima dieron vida a este fenómeno. El paisaje es lo más impresionante que he visto en mi vida. No es broma cuando comento que en un instante me sentí en Tatooine, y que casi juro que vi a un morador de las arenas otearme tras una duna.

Ah, el Valle de la Luna… estuve ahí. Debe ser lo más bello de las maravillas de la Cordillera de la Sal. Es un sitio muy turístico, incluido en la mayoría de los tours a la zona. Está hecho un Parque, y como la mayoría de las cosas en esta vida, debes pagar para entrar. Queda apenas a 16 kilómetros de San Pedro. Los sectores aledaños tienen nombres increíbles… el Valle de la Muerte, el Valle de Marte, el Llano de la Paciencia, las Tres Marías…

Imaginen lo que es avanzar más de cien kilómetros sin un atisbo de vegetación, y de pronto encontrarse con un manchón verde intenso. Ése es San Pedro de Atacama, el oasis más bello del desierto. Y ahí uno piensa que del paseo por otros planetas, volvió a la tierra pero se equivocó de tiempo y llegó a un pasado muy, muy lejano. Todas las casas son de adobe, ese barro mezclado con paja tan típico de nuestro país. Las calles son de tierra, y parece que este pueblito de apenas cinco mil habitantes se ha mantenido así por los últimos once mil años, desde la primera vez que fue habitado. Claro, nada, salvo el enorme torrente de turistas y todo el comercio que ello acarrea. Más de 50 mil personas van cada año para deleitarse con sus paisajes y el magnetismo extraño que este pequeño reducto posee. Pedro de Valdivia, el español que se interesó en colonizar nuestro territorio por allá por el siglo XVI, tuvo aquí una casa que aun sigue en pie. Acá está la segunda iglesia más antigua de Chile, pequeña y blanca, cuyo techo es de madera de algarrobo y de pimientos (únicos árboles que crecen con tamaña inclemencia ambiental; el resto de las construcciones se complementa con madera de cactus)

Aquí almorzamos. Y como en el menú vi un plato que desconocía por completo, pues lo pedí. Comí “patasca”: la patasca es un maíz o choclo, solo que con los granos hiperbólicamente más grandes que lo que conocemos generalmente. Con este se prepara comúnmente un cereal conocido acá en Chile como “pululo”, muy popular en la zona norte, especialmente en Antofagasta. Bueno, el plato en sí es el grano cocido en un guiso, con papas, cebolla, algo de albahaca, zapallo e hilos de pollo. Una mezcla extraña, entre charquicán, porotos granados y ají de gallina. Pero agradable, aunque hipercalórico para la temperatura ambiente. Eso sí, con el frío que hace en las noches del desierto, se puede llegar a sentir gran gratitud frente a esta comida.

Ya de vuelta, con el impetuoso volcán Licancabur coronando toda la cadena montañosa que nos separa de Bolivia, el atardecer se nos perdió recorriendo parajes de este sitio. Caminamos por el cementerio del San Pedro antes de volver… Las nubes se apoderaron de los volcanes, que se veían negros y amenazantes, y comenzó una tormenta eléctrica que vimos a lo lejos, poderosa muestra del llamado “invierno boliviano”. Ahí terminé de sentirme en una película: pude observar a Mordor, terrorífico, en todo su esplendor.

N. de la R.: Me despido temporalmente, pues salgo de vacaciones en busca de más parajes bellos que mostrar. Prometo no defraudar… el próximo miércoles me marcho a Valdivia, Región de los Ríos.

lunes, enero 21, 2008

BITÁCORA DE AÑO NUEVO (SEGUNDA PARTE)

Cuenta la historia geopolítica de Chile que en el norte de mi patria existieron, y aun existen, muchos yacimientos minerales. Cobre, esencialmente, y salitre. Por el salitre se liaron guerras grandes, como la del Pacífico. Pero también se hizo vida y cultura en torno a esa realidad… una identidad maravillosa, que ha dado pie para que grandes escritores (como el tremendo Hernán Rivera Letelier) inmortalicen en sus obras el tejemaneje de tales reductos.

El desierto mantuvo muchas oficinas salitreras, asentamientos mineros de grandes empresas esencialmente norteamericanas donde los trabajadores fraguaron sus vidas a merced del caliche (el polvo arenoso, árido y salado que queda tras hurguetear la tierra buscando el mineral), la calamina (el mismo caliche compactado y en olas, producto del paso de los vehículos) y los remolinos de viento (o “colas de diablo”). Mucha gente nació, amó y murió al alero de estos asentamientos perdidos en la nada del tiempo y el espacio, sobre los que leí con fruición gracias al autor que ya comentaba.

En este viaje a Calama, me llegó un regalo vaya una saber de dónde; probablemente de la estrella fugaz más enorme que he visto en mi vida (casi me siento en Belén, figúrense). Sucede que mi compadre tuvo que viajar a Tocopilla por su trabajo, así que
decidimos acompañarlo. En plena carretera, allí en medio de la nada, se podía ver a lo lejos una oficina salitrera… al preguntar cuál era, mi cumpa me explica que es María Elena, y allí mismo el corazón me dio un brinco al recordar el último libro de mi escritor favorito. “El Fantasista”. Sabiendo él mi fanatismo sobre los textos de Rivera Letelier (y compartiendo la afición), hace eco de mis deseos y decidimos hacer un aro e internarnos brevemente en esta tierra de magia.

Puede sonar infantil, pero no contuve las lágrimas.

La alegría era indescriptible, tanto como el paisaje, anocheciendo. María Elena se abría ante mis ojos, cómplice, pequeña pero oronda… Es la última Oficina Salitrera en funcionam
iento que elabora salitre o nitrato en el desierto de Atacama. Y yo, allí, de intrusa casi, ensimismada con los pimientos y Algarrobos, únicos árboles capaces de resistir el inclemente clima... Recordando las letras del libro que narra un partido de fútbol entre esta oficina y Coya Sur, ubicada a ocho escasos kilómetros de María Elena.

Si bien inició su vida como Coya Norte en 1922, cambió su estampa a María Elena el ’25 por el antojo del administrador, perdidamente enamorado de su mujer, Mary Ellen Condon; hoy tiene poco más de siete mil habitantes, contemplando la comuna completa (Coya sur incluida). Hablar más de este lugar es hacerle poco honor a las letras de Rivera Letelier. Para quienes puedan y quieran, lean sus obras y allí sentirán en carne propia todo lo que sentí… recomiendo humildemente “La Reina Isabel Cantaba Rancheras”, “Fatamorgana de Amor con Banda de Música”, “Santa María de las Flores Negras” y, por supuesto, “El Fantasista”.

Y un último dato: Comprobamos que el asentamiento que se ve desde la carretera no es María Elena, sino Coya Sur.

jueves, enero 17, 2008

BITÁCORA DE AÑO NUEVO (PRIMERA PARTE)


La poesía anda escondida vaya una a saber dónde, tal vez se haya ido de vacaciones antes que yo misma. Sin embargo, he estado inquieta porque tengo botado mi espacio, que también es de ustedes. A ver si les interesa saber un poco del último viaje en el que anduve metida…

En un arranque fugaz, tomé mi maleta y partí a Calama, a visitar a mi compadre Ricardo y mi comadre Paula (y mis ahijados Alain y Antonia), a quienes no veía desde hace ya demasiado tiempo. Ocasión: pasar los días previos a la celebración de Año Nuevo allá, exorcizando demonios y abrazando a los queridos.

Calama es una ciudad pequeña, situada al norte de Chile, en la segunda región, exactamente a 1.225 kilómetros de Santiago y a 2.500 metros de altura sobre el nivel del mar. Posee casi 150 mil habitantes, y está asentada en pleno desierto de Atacama (el más árido del mundo). Dicen, como comentaba en el post anterior, que es la “tierra del sol y del cobre”, ya que su clima ostenta vigoroso solamente días despejados y apenas llueve una vez al año. Y el suelo mineral de la pampa es tan abundante en cobre, que donde se le ocurra a alguien hacer un hoyo se encuentra fijo un yacimiento cuprífero.

La radiación solar es intensa, así que apenas un paseo al centro de la ciudad bastó para ponerme en la alarmante necesidad de adquirir bloqueador. El cielo, maravillosamente azul, parece inclemente frente a rayos tan potentes. Corre viento, claro, pero no olvidemos que es desierto; por ende, las tormentas de polvo (que no es arena, porque la textura de nuestro desierto es muy diferente a la del Sahara) hacen casi imposible el aseo acabado en las casas y la respiración continua en una caminata.
Todo alrededor de Calama es una gran y estéril llanura; se ve muy al fondo, hacia la cordillera, un cordón de volcanes que se presienten cuando las ventoleras amainan. Hacia el norte, a no más de 15 kilómetros, se avizora el pueblo muerto de Chuquicamata, asentamiento que cobijó cómodamente a los trabajadores de la mina a tajo abierto más grande del mundo y que tuve la posibilidad de recorrer brevemente por el apremio del tiempo. Es tal la cantidad de relave que extraen de la mina, que se vieron en la necesidad de cerrar el pueblo para comenzar a taparlo con los mismos desechos.

Es por esta cercanía agreste con la fiereza del clima y la abundancia de asentamientos mineros que la zona sea tan abundante en casas de remolienda; niñas "que te tratan de tú" hay a cada vuelta de la esquina... la existencia de tanto perro vago rondando la ciudad, me cuesta justificarla, así como lo que, alarmada, me contó Paula... la desaparición de menores en el desierto es preocupante.

Muchos ven con ojos tan áridos como el clima la posibilidad de pasearse por estas tierras; sin embargo, la maravilla cromática que te entrega el desierto supera incluso las novelas de Hernán Rivera Letelier, el pampino enamorado de su desierto que tan increíbles historias narra en sus novelas. Amarillo, naranja, café, dorado, verde, algo de azul incluso, y mucho rojo… todo varía según la hora y el viento.

Demás está decir que no nos quedamos solo en Calama, sino que mi compadre fue un tremendo guía turístico por la zona. Pero, parodiando a Michael Ende, “eso es parte de otra historia, y será contada en otra ocasión”.



viernes, enero 11, 2008

PASADO DE CENIZAS

Este 31 de diciembre pasado lo pasé en Calama, en la II región, al norte de mi país. "Ciudad de tierra (tierra, tierra, tierra, tierra), sol y cobre", cita el cartel a su entrada. La versión más popular indica que es "la ciudad de las tres P", como bien me instruyó a la llegada mi compadre: Polvo, Perros y Putas.
Ya les hablaré sobre este viaje hermoso, añorado, intenso y de improviso (como la mayoría de las cosas en mi vida, reconozco); ahora, hoy, quiero remitirme sólo a una tradición de la zona para despedir el Año Viejo.
Es costumbre por esos lados que, para la celebración de Año Nuevo, fuera de las casas se elaboren estructuras tipo espantapájaros que simbolizan lo pasado. En muchos lados se construyen complejas figuras en papel maché, y en otros lugares se opta por creaciones libres más similares a un espantapájaros.
Linda costumbre, esta. Las calles se tapizan de artilugios sin vida pero de colores vistosos.


Es que así como hay muchas cosas buenas que se quedan en la retina por el año anterior, hay tantas otras de tono gris oscuro casi negro infernal que empañan la panorámica del día a día, trancando cada añoranza, cada suspiro, cada sonrisa.
Difícil agarrar todas las angustias y materializarlas en una cosa. Mi ahijado lo hizo junto a su nuevo mejor amigo, y les quedó una versión artesanal de un "pokemón" (nombre de una de las tantas tribus urbanas adolescentes que subyacen en Chile). El conjuro se hace tras los abrazos... hay que quemar el año viejo.

Mágico instante en que todo Calama arde: se ven hogueras por donde se mire como en una película sobre las matanzas de brujas a la usanza de la Inquisición; los niños gritan asustados (pobrecita Antonia, mi ahijada), los adolescentes ríen nerviosos y felices, y los adultos contemplan el fuego, cada quien inserto en sus propias añoranzas, casi como orando frente a su propio Dios.

Todos frente a las hogueras, en una algarabía inusual; los calameños se visten para estas fiestas como si se tratara del matrimonio más elegante, probablemente para partir con lo mejor de sí mismos los primeros minutos del año que nace. Y los fuegos artificiales de Chuqui, (Chuquicamata, la mina a tajo abierto más grande del mundo), son realmente una maravilla.
Debo confesar que, frente a tanto fuego y tanto humo elevándose al infinito cerré los ojos, humilde, emocionada, pidiendo el beneplácito celeste de ese cielo maravillosamente estrellado, del cielo de ese norte maravilloso y nuevo, y pedí como no pedía hace mucho.
Pedí darme la licencia en este 2008 para volver a creer en la magia. Pedí recuperar la fe, retomar las esperanzas perdidas, respirar con confianza nuevamente, exorcizar de una buena vez todos los putos fantasmas -los míos y los ajenos, ésos que me rondan con vehemencia insistente y tóxica- ... Pedí ser feliz, como lo merezco, después de tanta mierda y sombra cáustica.
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N. de la R.:
1. La secuencia de imágenes, obviamente, son del pokemón hecho por Alain y su amigo.
2. Esta es mi manera de responder al Meme de 3rn3st0, que versaba sobre las intenciones del Año Nuevo.

miércoles, enero 02, 2008

"JUSTICIA DIVINA"

Todos sabíamos que pasaría. Claro, morir es la única certeza que tiene el hombre desde que nace. Pero la noticia que me acaban de dar por teléfono y que me ratifican todos los medios de comunicación nacionales me ha dejado con un dolorcillo en la boca del estómago: murió Julio Martínez.
Tenía 84 años y ya nos había hecho pasar varios sustos durante el 2007. Lo internaron muchas veces, por problemas respiratorios y por el cáncer de próstata. Hoy decidió partir a comentar partidos a otro lado, y dejó a su familia tranquila aunque adolorida en Providencia.
No hay chileno que no conozca a Julio Martínez, “JM”, el comentarista deportivo que sin ser periodista profesional ganó el Premio Nacional de Periodismo el ’95. Este hombre de peculiar estructura óseo encefálica (su cabeza de huevo era inconfundible) gozaba de un humor y un sonsonete tan típico como único. Resuena en mis oídos su voz cancina diciendo “justicia divina”, frase breve tan absolutamente suya, acuñada para el mundial de ’62 por el gol de Leonel Sánchez frente a la selección de la ex URSS.
Era oriundo de Temuco y se inició en la radio Arturo Prat. Escribió para la revista Estadio y para Las Últimas Noticias antes de que se transformara en el pasquín farandulero de hoy. Fue voz de la extinta radio Minería, columnista del diario La Segunda y figura indiscutida de Canal 13.
Imposible pasar por alto sus comentarios que nada tenían que ver con el deporte, y sus hilaciones extravagantes e impensadas entre las ballenas y el fútbol. Poeta él. Absolutamente. Rescato sus reflexiones cargadas de emocionalidad, de pasiones diversas, de contemplación y amor a la vida en todas sus formas. “Me gusta mucho el sol, pero acaso más la luna porque es mujer”; respecto del micrófono, alguna vez dijo "no me voy a apartar jamás de este amigo, que es el mejor amigo que he tenido en mi vida. Además, no responde... Es ideal. Escucha en silencio".
Al morir él, muere otro poco el periodismo de nuestro país. Se aleja
más y más una etapa, una maravillosa era en la que el periodismo no se cursaba en la universidad sino en la vida misma, con respeto por el lenguaje y los valores, con ética, con respeto, con efecto y con afecto. Con magia… porque Julito era un artífice pirotécnico de las palabras, así como la gran Yolanda Montesinos, que de paso aprovecho para incluirla en este humilde homenaje ya que partió el 2007 desgastada en su Alzheimer. Así van muriendo los grandes; también pasó con Raúl Matas el 2004. Y así me voy quedando sin referentes profesionales que valgan la pena, metida en un periodismo actual que no me llena, que es inocuo, futil, esencialmente porque la enorme mayoría de mis colegas ignoran por completo el significado de estos últimos términos.
Hasta siempre, Julito.