... La que escribe.

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Santiago, Chile
Soy una mujer que también es amiga, hija, nieta, hermana, prima, sobrina y mil cosas más. Disfruto regalando sonrisas en la calle y quiero pensar que el mundo es mejor con ese simple gesto; por eso, me ando buscando. Si usted me ve por ahí, avíseme!

miércoles, septiembre 09, 2009

DÉJA VÙ

La calle me trajo tu olor, Pequeño Gigante.

Brisa traviesa que me traspasó la inconsciencia,
y me hizo sonreír con labios temblorosos.

Me di vuelta para ver si estabas,
como un instinto irracional...
pero la calle era desierta,
salvo por mi traviesa y vivaz memoria.

Las luces mortecinas de Santiago anocheciendo
me recordaron tantas horas gratas,
como si un segundo vertiginoso traspasara
el alma y el misterio de la distancia:
siglos borrachos de (sin)sentido,
de voluptuoso afán (con)sentido.

Cuánta gratitud silenciosa te dejo en lejanía,
porque sólo pasó tu aroma sobre mi inconsciente
y dejé que me traspasara un instante,
para sentirme estatua sonriente.

Dejé un beso volando en la brisa
y seguí mis pasos con un halo de suspiro satisfecho.

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