... La que escribe.

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Santiago, Chile
Soy una mujer que también es amiga, hija, nieta, hermana, prima, sobrina y mil cosas más. Disfruto regalando sonrisas en la calle y quiero pensar que el mundo es mejor con ese simple gesto; por eso, me ando buscando. Si usted me ve por ahí, avíseme!

jueves, diciembre 27, 2007

"YO LLORABA PORQUE NO TENÍA ZAPATOS...



... hasta que vi a un niño que no tenía pies".


Así me sentí al enterarme del deceso de un pequeño de tres años, ahogado en la piscina de su casa en vísperas de Navidad. Da lo mismo, absolutamente lo mismo, que sea hijo y nieto de gente conocida en mi país. Lo que me queda grabada en el pecho es la sensación de dolor descarnado que hoy leí en un diario, donde el padre del niño es columnista. Porque Clementes muertos por inmersión hubo y seguirán existiendo. Y padres que sientan lo mismo que Warnken, también.


Transcribo la carta más dolorosa que me ha tocado leer.


Llora por ti tu jardín, que siempre insistías en llamar "mi jardín". Llora el intruso gato blanco y negro, que merodeaba por las tardes y que tú llamabas mi gato amigo. Llora el cerro Manquehue, que veías desde la ventana de tu pieza. Llora la plaza de Almirante Acevedo, alrededor de la cual corrías una y otra vez, como un Forrest Gump de tres años. Lloran los resbalines que te vieron crecer en temeridad y por los que te lanzabas con gozo. Llora la montaña del camino de La Pirámide, destrozada por la construcción de autopistas y a la que decías "pobre montaña". Llora tu nana, a la que llamabas "mi reina", "mi Karencita hermosa", piropero precoz.


Lloran las fuentes de agua, ante las que te quedabas en éxtasis mirando caer el agua, el agua que te asombró más que nada en el mundo, el agua de los ríos, el agua de las llaves de agua de la casa, que abrías sin cesar, el agua del mar, oh, tu locura por el agua, Clemente, toda el agua del mundo llora por ti, y mana en nuestras lágrimas.

Lloran por ti Whinnie the Poo y Tigret y Christopher Robbin, y todos sus amigos, porque en sus libros de aventuras te sentías en familia. Tú eras como Whinnie the Poo, tierno, goloso, amical. Llora por ti tu chupete gastado y fiel, que intentamos vanamente botar tantas veces y que ahora te espera sobre la almohada vacía. Lloran por ti las esculturas del Parque de las Esculturas de Pedro de Valdivia, donde fuimos el día antes de tu partida, a correr, a subir al olmo gigante; llora por ti la escultura del ángel sin cabeza que miraste extrañado, llora por ti la librería Ulises, donde estuvimos esa misma tarde y donde hojeaste libros sobre un sillón de cuero. Llora por ti el libro de "Willie, el oso", que te regaló esa tarde Benjamín, el librero, y que no alcancé a leerte.

Llora la escalera de madera de nuestra casa, que bajaste todas las mañanas de tus días. Llora el espejo del baño hacia el cual te empinabas para mirarte, como si fuera extraño tu propio rostro, oh, hermoso, demasiado hermoso para durar aquí, al otro lado del reflejo. Llora la canción "Cangrejito" del grupo Zapallo, que bailaste tantas veces y querías volver a escuchar, pero que se perdió en algun rincón de nuestro bello desorden. Llorará la lluvia en invierno cuando no te encuentre debajo del panel de vidrio, mirándola gota a gota. Lloran los caballos del Club de Polo que siempre venías a espiar. Lloran los cuadros de Santos Guerra que cuelgan de nuestras murallas, y el pueblo de cuento y sus personajes a los que saludábamos como si fueran reales, el hombre del paraguas verde, tus amigos al otro lado del sueño. Llora la playa de Wailandia, donde corrimos mojándonos los pies con las olas, qué fiesta, qué gritos, qué risa. Lloran las gaviotas que pasaban por ahí, llora el restaurant Caleuche, donde fuimos a ver la puesta de sol con Angélica y Laura, llora el rayo verde que nunca se hizo ver. Llora el Estadio Santa Rosa de Las Condes, donde apenas empezabas a ir a clases de fútbol, estadio que desaparecerá, como desaparece todo y todos, porque somos un duelo sin fin. Llora el Parque Forestal donde naciste, llora la calle Ismael Valdés Vergara. Lloran los taxis en los que te gustaba que te llevara en las mañanas a tu jardín. Lloran los tres cojines que tú mismo instalabas obsesivo, hasta que quedaran perfectos (y tu decías "perfecto"), adonde posabas tu cabecita llena de rulos para tomarte tu mamadera. Todos lloran, también tu piscina amada, que te vio, dichoso, nadar, ¡cómo llora desconsolada! Lloran las cosas que tocaste, los lugares donde anduviste, y lloramos nosotros, ya sin lágrimas.

Entonces, ¿por qué ríes, por qué tu cara pura de niño muerto insiste en reír, mientras todos lloran sin consuelo? ¿Por qué ríes, Clemente, amor mío, dolor nuestro?


Qué tristeza más grande. Al lado de tanto pesar, todo lo que nos pase, es realmente una bicoca...

13 comentarios:

Viole dijo...

mmmmm? qué significa eso?
saludines y estoy ahogada jejejeje
se me cuida yap

Mallén dijo...

Viole: Es que subí pero se borró, ya está. Plop... Gajes del oficio. Besotes.

Subcomandante Nibelungo dijo...

mmmmmmm
dolor...
la siempre injusta muerte de un niño....
la siempre injusta muerte...

cariños, abrazos, buena onda...amor...

pa todos desde aqui.
pa ti mallén doble ración jajjaa

Viole dijo...

estoy impactada, es increible justo no queria leer, pero siempre te leo y asumo que lloro y lloro mucho, se me apreo la garaganta heavy...
que triste... perder algo tan querido...

. dijo...

La verdad es que no tengo palabras para expresar la congoja que sentí al leer esta carta...
No hay palabras para tanto dolor.
Saludos.

Argonauta dijo...

Emocionante... Qué fortaleza para poder escribir algo así... Cuántas lágrimas habrán caído sobre esas letras...

Un beso triste desde el Mediterráneo.

Andybel dijo...

.-EVA: Pasé por aquí y leí tu artículo.

.-Cierto, la pérdida de un niño es aún más pérdida, si cabe.

.-Saludos desde Cosas y Casos.

Mallén dijo...

Subcomandante: Me gusta eso de las raciones dobles para mí. besos.

Viole: Está difícil no empatizar con tanto dolor, es un golpe bajo y profundo a las emociones... Cariños, nos vemos en enero!

José Luis: Lo entiendo. La subí precisamente porque me pasó eso mismo.

Argonauta: la magia de las palabras... será porque los hombres tenemos ese don es que lloramos y reímos, no?

Andybel: Será la pérdida de las pérdidas entonces. Cariños.

Pablennon dijo...

La Poderosa Muerte... Me impactó lo de la muerte de ese pequeño niño... Muchos saludos.

PABLENNON

Roberto Rivadeneyra dijo...

¡Qué dolor! Mientras lo leía no pude sino proyectar a mi hijo y sentir ese dolor de ese padre. No creo que exista sentimiento más abrazadoramente triste.

Creo estar preparado para todas las muertes posibles, excepto la de mi hijo. Con la lectura de este texto lo confirmo. Quiero llorar.

Saludos.

Mallén dijo...

Pablennon: A todos a quienes tenemos el corazón medianamente bien puesto... Saludos!

Roberto: Me imagino, por el amor que se nota drrochas generosamente en tu hijo tan lindo... yo, sin ser madre, me lloré la carta entera. Cariños!

Cristina Lemus Allen dijo...

Yo, que acabo de ser madre, puedo intentar imaginar el dolor de este padre. Pero creo que me quedo corta. Si he llorado de alegría y he sentido dolor en el pecho solo de pensar que algo pudiera pasarle a mi niño...no quiero imaginar lo que sentiría si viviera algo así. Como dice Roberto, es la única muerte para la que no se está preparado nunca.

Un abrazo

Mallén dijo...

Océano: Es mejor ni pensarlo. cariños!